29 oct 2011

Leyendas urbanas argentinas

La leyenda de las luces del coche:

Segun se comenta si vas por la noche solo en el coche y ves a otro coche sin luces no le hagas señas... con tus luces ya que en ese coche va una banda callejera y te persiguen hasta matarte,yo pensaba que era una tonteria, pero dicen que es cierto y ademas (Veridico) en una autoescuela de mi pueblo,habian panfletos advirtiendo de estos hechos de que de noche por las afueras del pueblo si nos encontrabamos a un coche sin luces no le hicieramos señas a los coches

El colectivero (enviada por Ignacio, desde Argentina)

Una noche en Rosario (provincia Argentina), enfrente del cementerio "El Salvador", un colectivero (chofer de ómnibus) de la línea "114" iba conduciendo de noche medio dormido, de pronto, ve impotente como una chica se le cruza velozmente frente al ómnibus y este la arroya.
El colectivero asustado por lo sucedido y lo tétrico de el lugar decide retroceder, esquivar el cadáver de la chica y escapar. Luego de unos minutos de ir a toda velocidad y no detenerse en sus paradas normales, completamente histérico ve por el espejo retrovisor, que la chica que había arrollado está sentada en el ultimo asiento mirándolo fijo y llorando.

Últimamente a Maria todo le salía muy mal

No tenía ningún éxito con los estudios, sus padres acababan de divorciarse y sus amigos le habían dejado de lado. Así que un día decidió suicidarse. Escribió una carta de despedida y eligió una soga para atársela al cuello. Empezó a temblar y le dio tanto miedo que al final decidió no hacerlo.
Ese mismo día había tenido una discusión con su mejor amiga, y pensó: 'Ojalá fuera ella la que estuviera aquí en mi lugar, intentando quitarse la vida, y ojalá lo consiguiese'.
Al día siguiente, cuando Maria entró en clase, se encontró a su amiga Noemí que, hecha un mar de lágrimas, le preguntó: '¿No te enteraste? Sandra se ahorco, dejo esto para vos. Era una carta. Ponía lo mismo que su carta de despedida, era idéntica, salvo en una cosa, al final decía:
Gracias por tus pensamientos. Estuve a punto de tirar la toalla, como tú, pero tus palabras me dieron ánimo para hacerlo. Sé que llevarás la culpa toda tu vida de mi muerte y te dolerá hasta el aliento por haberme matado. Tus deseos se han cumplido. Deseaste que ojalá lo consiguiera y así lo he hecho. Hasta pronto, amiga mía.
Pocos días después, Maria corrió la misma suerte, arrastrada por los pensamientos de su amiga,supo que la unica forma de callarlos era terminar con su vida.
Algunos dicen que todavía se escuchan los llantos de desesperación de estas chicas y saben muy bien que son los de ellas, por una sensación de frío que corre por el cuello de todo aquel que las escuche.

El Diablo en El Espejo (Pro. de Córdoba)

Esta historia ocurre en Villa Carlos Paz, y quien la cuenta afirma que le ocurrió al amigo de un primo suyo.
Estábamos todos tomando unas cervezas en un bar de mi ciudad. estábamos entre risas y tomando lo normal, cuando apareció un flaco moreno, con vestimenta gótica, de unos 21 años, como nosotros. Pablo, uno de mis amigos que allí se encontraban, lo saludó, puesto que eran amigos. Se sentó con nosotros y hablamos durante unas horas. Al cabo de unas, más o menos, 3 horas, el tema de conversación pasó a ser historias de miedo, como que ya había anochecido y nos encontrábamos ahora en un descampado. Nos contábamos historias terroríficas y acabamos realmente asustados. Entonces Geronimo, el pibe gótico, dijo que conocía una forma de ver al Diablo. Lo escuchamos, la verdad, con la misma atención de cuando te cuentan un chiste. El procedimiento que hay que seguir es el siguiente: (Textualmente)"En Nochebuena, justamente a las 12 de la noche, el Diablo hace la inspección en la Tierra, la única en el año, así que si queremos verlo tiene que ser ese mismo día a esa misma hora. Vete al baño, puesto que es el lugar más propicio para realizar el evento, y cerra la puerta. Encendé 12 velas, al poder ser negras, y cuando quede poco para que sean las 12, cerras los ojos y te paras frente al espejo. Manténlos cerrados hasta que quede solo una campanada de las doce que debe sonar. En ese segundo verás al Diablo en el espejo" Todos nos lo tomamos en joda, pero David, otro amigo, dijo que lo haría sin problema. estábamos a 20 de Diciembre, así que en cuatro días lo haría, solo pedía que hubiese un testigo, y que sería en su casa. Ese testigo fui yo. 24 de Diciembre, las 23:55. Todo estaba preparado y nadie nos molestaría. Entró David solo, yo tengo mucho miedo a esas cosas. Se cerró la puerta y esperé sentado afuera. Las campanadas sonaron, y yo estaba al acecho de que alguien estuviese espiando para darme un susto, pero no pasó nada. Suspiré, aliviado, llamé a David. No contestó. Atemorizado, abrí la puerta de un golpe, y lo encontré en el suelo, agarrándose el corazón. Y en el aire se olía el inconfundible rastro del azufre. Llamé a la ambulancia y se lo llevaron al hospital.
Le diagnosticaron un infarto al corazón a causa de un sobresalto, una crisis nerviosa. Yo no pude dormir durante meses, hasta que fui tratado por un psicólogo. Cuando por fin David se recuperó, me dijo a mí sus primeras palabras: "Lo vi. . . Tengo mucho miedo"
Ahora ya conseguí dormir, pero David no es ya el mismo. Recuperó algo de su vitalidad, pero aún se le nota muy apagado, triste. Dicen que es porque el infarto lo deja a uno mal. No fue eso: fue lo que vio en el espejo. Y estará así hasta que se muera.